Sabadell tendrá un un equipamiento comunitario de atención integral para personas con discapacidad en proceso de envejecimiento
- El nuevo equipamiento, fruto de la colaboración público-privada entre la Fundación Barnola, CIPO y el Ayuntamiento de Sabadell, se construirá a Can Gambús y ayudará a reducir la larga lista de espera de servicios residenciales en la comarca.
- El centro nace con una clara visión comunitaria, con espacios y servicios abiertos a la ciudadanía, que fomenten la cohesión y la inclusión social del barrio.
Sabadell contará con el primer centro de atención integral para personas con discapacidad intelectual en proceso de envejecimiento en el Vallès Occidental. El nuevo equipamiento se construirá en la zona de Can Gambús, fruto de una colaboración pionera entre la Fundación Barnola Vallribera, la entidad social CIPO y el Ayuntamiento de Sabadell. El proyecto ha dado un paso decisivo con la aprobación provisional, en el pleno municipal de mayo, del plan especial urbanístico que permite asignar el uso comunitario a la parcela donde se construirá el centro.
El Ayuntamiento de Sabadell cede la parcela donde se ubicará el centro. “Trabajamos por una ciudad bonita, segura y con oportunidades y hoy hablamos de dar oportunidades y que éstas sean para todo el mundo”, ha comentado Marta Farrés, alcaldesa de Sabadell, en la rueda de prensa de presentación del proyecto, que también ha explicado: “Este proyecto pone las personas en el centro, mujer respondida a una necesidad y es una muestra de cómo somos capaces de ponernos todos de acuerdo, el fruto de este esfuerzo”.
La Fundación Barnola Vallribera, que, según ha explicado su presidente, Joan Manau, quería invertir en un proyecto necesario para la ciudad y ofrecer un servicio directo desde la Fundación, se hará cargo de la inversión inicial. El coste total del equipamiento está valorado en unos 4,5 millones de euros. CIPO, entidad con una trayectoria de casi sesenta años acompañando a personas con discapacidad intelectual, gestionará los servicios del centro y trabajará para consolidarlo como referente de innovación y calidad en la atención a este colectivo.
El nuevo centro nace como un modelo de colaboración público-privada ejemplar y como una apuesta decidida por una atención social de calidad centrada en la persona, integradora y abierta en toda la comunidad. La Fundación Barnola y CIPO tienen la intención de iniciar las obras a finales de 2025 y poner en funcionamiento el primer módulo durante el primer semestre de 2027.
El proyecto, que también da respuesta a la gran demanda de plazas residenciales para personas con discapacidad intelectual, no solo cubre una carencia existente de atención especializada sino que anticipa los retos de futuro: casi la mitad de las personas atendidas actualmente por CIPO tienen más de 50 años, y el envejecimiento progresivo de estas personas pide soluciones adaptadas y dignas.
Un nuevo modelo en la atención al envejecimiento
El nuevo recurso dará respuesta a una necesidad social urgente: el envejecimiento prematuro de muchas personas con discapacidad intelectual, a menudo con necesidades específicas de atención y acompañamiento. Este equipamiento nace con la voluntad de garantizar una vida digna, segura y activa a las personas que han llegado a una etapa vital en la cual requieren apoyos más intensos y especializados.
El envejecimiento de la población con discapacidad intelectual es una realidad que hasta hace poco no se había contemplado de manera adecuada, ni desde el ámbito social ni desde el administrativo. No existen hogares o residencias específicas para personas con discapacidad intelectual leve o moderada que se hagan grandes, a la vez que los centros ocupacionales tienen un límite de edad de 65 años, sin tener en cuenta el incremento de la esperanza de vida de la población con discapacidad. “Queremos evitar que las personas que atendemos tengan que sufrir cambios de servicio por el simple hecho de hacerse mayores, porque cada cambio representa un ajetreo importante, tanto para ellas como para sus familias”, explica Joan Madaula, presidente de la entidad. El objetivo es generar un modelo asistencial adaptado que evite cambios innecesarios de recurso, garantice estabilidad y ofrezca un entorno próximo, digno y continuado hasta el final de la vida.
Una respuesta a la emergencia de plazas residenciales
Este nuevo equipamiento también pretende dar respuesta a una necesidad creciente de plazas residenciales y de servicios ocupacionales adaptados. De hecho, en el Vallès Occidental hay actualmente más de 460 personas en lista de espera para acceder a una plaza residencial para personas con discapacidad, convirtiéndola en la comarca con más demanda de toda Cataluña. Este centro contribuirá a reducir este colapso y ofrecerá un espacio adaptado, con un modelo de atención continuada y especializada en la ciudad.
Un centro abierto y arraigado en la comunidad
Con una superficie prevista de 2.800 m², el equipamiento tendrá capacidad para 48 personas tanto en el espacio residencial, organizado en tres construcciones independientes con dos unidades de convivencia para ocho personas cada una, como en el Centro Ocupacional. Estos dos servicios estarán ubicados en una misma parcela, pero con espacios diferenciados y adaptados a las necesidades específicas de cada uno de ellos. También incluirá servicios auxiliares como cocina y lavandería, y espacios comunes polivalentes. Además, la intención es crear espacios para servicios de salud (fisioterapia, podología, psicología) y salas para actividades abiertas a la ciudadanía, consolidando un proyecto con clara vocación de conexión con el entorno.
De este modo, además de la atención integral, el centro quiere acontecer un equipamiento de ciudad y de barrio, abierto y arraigado en el territorio, con una clara voluntad de contribuir al bienestar colectivo y a la cohesión social, y favorecer la inclusión y la convivencia. “Trabajaremos para que no solo sea un recurso asistencial, sino también un motor de transformación comunitaria que impulse una ciudad más inclusiva, solidaria y preparada para afrontar el envejecimiento de la población con discapacidad intelectual”, destaca Madaula.